martes, 15 de septiembre de 2009

GUMARKAAJ CUNA DEL PODERIO K'ICHE'


CONOZCA SOBRE UNA DE LAS MAS IMPORTNTES CIUDADES MAYAS

Por: Héctor Javier Tecum

A tan solo tres kilómetros de Santa Cruz del Quiché, se encuentra el sitio arqueológico Gumarkaaj, lugar que en el apogeo de la gran civilización maya se constituyera en la capital del Reino Quiché, ciudad que fue destruida por los españoles después de quemar a los gobernantes de ese entonces Oxib´ Kej (Tres Venados) y B’elejeb’ Tz’i’ (nueve perros).

De toda esa arquitectura, hoy solo quedan montículos cubiertos por tierra y grama y un impresionante marco de vegetación que invita a realizar una profunda meditación o simplemente exhalar la pureza del aire que corre por los árboles en compañía del canto de los guardabarrancos, senzontes y demás aves que revolotean por el lugar.

Existen varias versiones en relación al nombre de Gumarkahaj, algunos textos describen que su nombre significa cielo quemado porque después de haber sido incendiada, el cielo se llenó de humo por lo tanto se llama cielo quemado, sin embargo don Apolinario Racancoj Morales, uno de los más antiguos trabajadores de este lugar indica que este nombre ya se la daba antes de la llegada de los españoles.

Según Racancoj Morales, el nombre de Gumarkaaj se debe a que las construcciones se realizaban en forma de terrazas, pero como antes en lugar de hierro y cemento se utilizaba una especie de mezcla denominada estuco y madera que se constituía en cielo falso, pero con el tiempo la madera se deterioraba y poco a poco caían los pedazos podridos, a éstos en idioma k’iche’ se les denomina q’uma’r (madera podrida) y por estar arriba, le llamaban Kaj (cielo) de allí proviene el nombre Q’uma’r Kaj (cielo podrido)

A decir del entrevistado, Gumarkaaj fue fundado inicialmente en un lugar conocido como Pasmachí a tres kilómetros de donde se encuentra actualmente alrededor del año 1,225 después de Cristo por los cuatro grandes hombres: B’alam Kitze’, Balam Aq’ab, Maju Kutaj e Iq’ B’alam quienes representan a los cuatro puntos cardinales pero posteriormente llegó a estas tierras el guerrero azteca Quetzalcoalt quien al ingresar a Guatemala adquirió el nombre de Q’uq’ kumatz (hombre serpiente emplumada o la serpiente en forma de quetzal))

Según la mitología, este guerrero se transformaba siete días en hombre, siete en serpiente y siete en jaguar, y en una ocasión, en su condición de hombre, tuvo una visión de lo que iba a suceder en el futuro acerca de la invasión de los españoles por ello trazó los planos para trasladar la ciudad a un lugar más seguro o más estratégico y fue así como se instaló la ciudad en el año de 1,400 D. C. fundando así la capital de Qumarkaaj que significa cielo de madera podrida

El diseño de Gumarkaaj se realizó en base al “Cholq’ij (calendario maya) y bajo las influencias de los gobernantes Oxib’ kej y B’elejeb’ Tzi’ quienes para perpetuar su memoria le dieron a la ciudad la forma de tres animales, dependiendo del lugar en que se vea, desde un punto se puede apreciar la figura de un venado e honor al primer gobernante y desde otra perspectiva se divisa a un perro en honor al segundo, la tercera figura es la de un quetzal en honor al fundador Q’uq’kumatz, estas figuras son bien apreciadas en la maqueta que se encuentra en el museo que se encuentra en la entrada.

En este mismo museo se encuentran unas osamentas humanas encontradas hace unos 35 años en un sector de este sitio, según Racancoj, los antropólogos que realizaron las exhumaciones consideran que éstos pertenecían a grandes gobernantes del reino Kiché, estas exhumaciones fueron lideradas por la antropóloga Raquel Macario originaria de Chichicastenango, posteriormente se realizaron otras excavación donde se encontraron piezas arqueológicas importantes cuya información aun está en proceso de documentación.

Entre los principales lugares de esta ciudad están la plaza central, donde se desarrolla la mayor cantidad de ceremonias, también está el templo Tojil que es la construcción más alta de toda la ciudad, además de una serie de montículos más que forman la ciudad.

Otro de los atractivos son las cuevas que son motivo de muchas historias ya que algunos indican que éstas tienen conexión con otros sitios arqueológicos del país, el primero de ellos tiene una entrada principal en donde las personas pueden entrar perfectamente caminando pues tiene una altura de más de dos metros y una longitud de unos cincuenta metros aunque se necesita llevar linternas o candelas porque a medio camino se oscurece totalmente, hasta el final de esta entrada principal los guías espirituales realizan ceremonias.

Antes de llegar hasta el fondo se encuentran varias ramificaciones con accesos más difíciles y una de ellas es la que sigue hasta otros lugares, posiblemente Quetzaltenango, aunque en realidad nadie ha podido dar fe de ello, se dice que hace unos años, dos turistas quisieron experimentarlo pero ya nunca más se supo de ellos, otros indican que posiblemente hayan animales extraños en ellos o también es imposible seguir porque a una cierta distancia ya no hay oxigeno suficiente para seguir, hace unos dos meses unos estudiantes quisieron seguir pero por lo dificultoso de la entrada uno de ellos se resbaló y tuvo que ser rescatado por los bomberos.

Se cuenta que estas cuevas fueron utilizados por los habitantes de esta antigua ciudad para esconderse o para poder comunicarse de manera secreta con otras ciudades para defenderse de sus enemigos, lo cierto es que frente a estas cuevas se realizan ceremonias mayas.

Toda la historia y la sabiduría que don Apolinario Racancoj conoce acerca de la ciudad de Gumarkaaj fue a través de un proceso de investigación que él mismo realizó con los ancianos más importantes de la región, gran parte de la historia le contó su abuelo quien a su vez fue el primer gobernador departamental de Quiche en el periodo de Jorge Ubico desde 1935 hasta 1944, él se llamaba Miguel Morales.

El entrevistado pidió a las autoridades locales, especialmente a la municipalidad de Santa Cruz del Quiché para que se le de una mayor promoción a este importante lugar del departamento, ya que según el, las autoridades locales han hecho de menos a esta ciudad ya que no cuenta con todos los servicios necesarios para atender mejor a los visitantes, una de las principales necesidades es la falta de agua, por lo que tienen que comprar agua a los camiones repartidores.

Afortunadamente en la actualidad ya existe facilidad para llegar al lugar ya que la carretera está asfaltada, además hay servicio de transporte cada quince minutos que salen del parque central de Santa Cruz del Quiché hasta el sitio arqueológico, el costo de la entrada es de cinco quetzales para los nacionales y 20 quetzales para los extranjeros, los guías espirituales pueden entrar al lu8gar sin ningún costo solamente presentando su carné que se les fue dado de parte del Ministerio de Cultura y Deportes.